En el mundo de la micología nos encontramos con la ciencia que estudia las setas y hongos que nos encontramos en nuestros bosques húmedos y con poca visibilidad. Existen muchas variedades de setas y hongos comestibles, otras muy toxicas, y otras venenosas que pueden provocar la muerte.
Para ello, hablaremos de cada una de ellas en esta entrada y las aplicaciones gastronómicas que tienen.
Se presume que los humanos comenzaron a recolectar setas como alimento en tiempos prehistóricos. En civilizaciones antiguas como la griega, romana e hindú, los hongos se consideraban alimentos sagrados. Y a partir de datos en la obra de fray Bernardino de Sahagún y de fragmentos del Popol Vuh y del Chilam Balam, también se cree que en las culturas mesoamericanas prehispánicas, los hongos adquirieron un rango elevado y llegaron a considerarse comida de dioses y reyes. Quizás en Mesoamérica esa relación tenga que ver más con los hongos alucinógenos que con los alimenticios. Esa costumbre de ingerir hongos con un fin místico o ontogénico, continúa en algunas culturas hasta nuestros días.
Las setas aparecen por escrito por primera vez en las obras de Eurípides (480-406 a. C.). El filósofo griego Teofrasto de Ereso (371-288 a. C.) fue quizás el primero en tratar de clasificar sistemáticamente las plantas; las setas fueron consideradas como plantas a las que faltaban ciertos órganos.
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